En lo alto de la montaña o en la orilla de la playa el agua es el personaje principal de una historia tejida plásticamente. Entre Pinturas que corren y lienzos que se enderezan y muestran, el artista, Gustavo Vejarano, logra ceñirnos a la corriente del agua.
A través del color, la línea, la forma y la composición se expone en la obra del artista la cadena infinita de las formas de la naturaleza. La repetición del universo en cada una de sus partes. De lo macro a lo micro, diferencia y repetición. Cada trazo, cada forma, cada material esconde en su interior miradas sobre el agua. La comprensión química del agua, como compuesto molecular; la comprensión física del agua, como cuerpo vivo que cubre la tierra; la comprensión simbólica del agua, como energía fluctuante. La obra de una vida vivida y una investigación abierta y continua de uno de los elementos fundamentales de la existencia.
Sin la necesidad de recurrir a las palabras, la obra de Vejarano nos lleva de la mano y nos sostiene, mientras nos reduce a tamaños moleculares, nos abraza y nos protege de las olas del mar que rompen, y, nos agarra en el borde de los ríos invisibles, mientras estos se desbordan.
Cada obra nace de una imagen inconclusa, de un instante que ensaya decir algo. Ese destello no deja más que huellas que deben ser seguidas. El comienzo de la indagación. La idea de la obra es un misterio que sólo se devela en su ejecución. Momento a momento. Detalle a detalle. La técnica se aprende de la experiencia misma de la obra. El artista busca transmitir una sensación que plasma experimentando él mismo con su obra. Sumergido en la cotidianidad Vejarano abre un diálogo con la multiplicidad de la vida. Se dispone a percibir formas que se acercan y se alejan, que dicen y callan, y las traduce a través del dibujo, la pintura y la escultura.
Una mirada que siente, que intuye e imagina qué se esconde detrás de todo lo que vemos. No se trata para él de hacer visible lo invisible, sino de traer a la superficie un sentir que se esconde debajo de las capas materiales del mundo. Sus obras se pasean entre palabras silenciosas, intentando mostrar el destello de una verdad que no puede ser dicha de otra forma. Una verdad que necesita del lenguaje del arte, que se devela y se oculta. Su obra es el producto de una sensibilidad abierta que nos abre como espectadores a esa experiencia profunda y misteriosa de un lenguaje infinito. La obra de Gustavo Vejarano nos susurra los secretos de un mundo que se aprehende con el corazón en las manos.
Daniela Pabón 2019
——————————————————————-
ENCLOSED BY WATER
A look at the work of Gustavo Vejarano
Whether at the summit of the mountain or the along the water's edge, we see water as the main character of a story woven together plastically. Between flowing paint and canvases that harden and show, the artist, Gustavo Vejarano, is able to surround us in the water's current.
Through color, line, form, and composition the artist's works demonstrate nature's infinite forms. How the universes repeat itself in each part. From the macro to the micro, difference and repetition. Each stroke, each form, each material hides in their interiors, views of water. The chemical understanding of water through its molecular composition; understanding water's physical form as a living thing that covers the Earth; an understanding of water's symbolism, as a fluctuating energy. The culmination of a life fully lived and an open and ongoing investigation of one of existence's fundamental elements.
Without resorting to using words, Vejarano's work takes us by the hand and holds us, while it breaks us daven to molecular components, it embraces us and protects us from the crashing ocean waves, and holds on to us tightly along the banks of invisible rivers, as they overflow. Each work is born from an unfinished image, from an instant that attempts to tell us something. That glimpse leaves no more than imprints that should be followed. Only the beginning of the quest. The idea of the work is a mystery that is only unveiled to us in its execution. Moment by moment. Detail by detail. The technique is lamed from the work itself. The artist looks to express a sensation that experimentally embodies/captures him to his work. Submerged in daily life Vejarano opens a dialog with life's plurality. He opens himself to sensing shapes that move closer then further, that sound then silence, and then translate these to drawing, painting, and sculpture.
A look that feels, that imagines intuitively to be hiding behind everything we see. For him it’s not about making the invisible visible, but about bringing to the surface a sense of that which is hidden under the material layers of the world. His works float amongst whispers, trying to expose flashes of truth that couldn’t be otherwise told. This truth needs the language of art, a truth that unveils and hides. His work is a product of open sensibility that opens for us, the spectators, this deep and mysterious experience of infinite language. The work of Gustavo Vejarano whispers the secrets of a world that one seizes with their heart in their hands.
Daniela Pabón, Barranquilla 2019
Exposición en la Biblioteca JULIO MARIO SANTO DOMINGO
“El arte es instrumento de conocimiento”, con esta premisa inquietante se puede iniciar un diálogo entre la pintura y la epistemología abierta y compleja de Gustavo Vejarano.
“Esta frase ha sido el motor que me llevó a usar mi práctica artística como herramienta de observación del mundo, así como medio de búsqueda personal, al descubrimiento de ese mundo interior que nos mueve, nos motiva, nos hace crecer”.
———————————————
English:
“Art is an instrument of knowledge”, with this disturbing premise a dialogue can be initiated between the artist’s painting and the open and complex epistemology of Gustavo Vejarano. "This phrase has been the engine that led me to use my artistic practice as a tool for observing the world, as well as a means of personal research, to discover and give shape to that inner world that moves us, motivates us, makes us grow."
En la sala I de la galería se exhibe Apariciones autónomas, de Gustavo Vejarano. La obra de este artista ha sido una constante búsqueda de la relación entre la lo humano, lo sagrado y la naturaleza y lo humano. Durante la pandemia se estableció en Taganga, muy cerca a Santa Marta, un lugar ideal para la contemplación y el recogimiento. Como él mismo señala, “en Taganga, después de las cuatro de la tarde, hay un cambio casi imperceptible en el ambiente. Hay como un silencio que se insinúa y de pronto los cantos de los pájaros se oyen nítidos. La luz, cálida, empieza a acariciar las formas dándoles relieve y presencia. El sol ya no muerde inclemente, sino que te toca con gracia y sientes el placer de ser iluminado. La naturaleza se afana en terminar su quehacer para acomodarse a la noche que se acerca silenciosa. Un par de horas más tarde el sol, al ser tragado por la noche, lanza sus rayos y dardos de luz que iluminan el mundo, en una explosión de luces que inundan el cielo cambiando constantemente en los colores más increíbles y maravillosos”, Esas miradas pacientes, Vejarano las transforma en pinturas en las que resulta difícil establecer dónde termina la abstracción y aparece la figura.
'Apariciones autónomas' de Gustavo Vejarano en la Galería Sextante.
Como señala Ricardo Arcos-Palma, teórico, curador y crítico de arte, “para el artista, la mancha se convierte en un escenario amplio donde ahora quien observa puede encontrar un referente o asidero mental y configurar su propia imagen. (…) En ese sentido la pintura de Vejarano es una ventana abierta a la reconfiguración del paisaje. Un paisaje que no es horizonte, ni lejanía como lo plantearon los románticos, ni mucho menos un intento de atrapar el tiempo sobre las cosas y la naturaleza en la ebriedad del color como lo hicieron los impresionistas, sino más bien pura y luminosa superficie: paisaje superficial que hace de las telas un nuevo territorio donde la mirada puede posarse”.